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La carrera por los autos eléctricos en Latinoamérica

  • Foto del escritor: Catherine Gargurevich
    Catherine Gargurevich
  • 5 nov
  • 4 Min. de lectura

La transición hacia los autos eléctricos ya no es un asunto exclusivo de países como China, Estados Unidos o los grandes mercados europeos. En Latinoamérica también se está dando una carrera silenciosa, donde cada país se mueve a su ritmo: unos empujados por políticas públicas, otros jalados por la industria automotriz o por la necesidad de combatir la contaminación urbana. No todos parten desde la misma línea, pero cada uno está tratando de subirse al mismo futuro. La pregunta no es si llegarán, sino quién llegará primero… y con qué estrategia.


1) Panorama rápido: ¿en qué punto estamos?

Latinoamérica avanza, aunque de forma irregular. Hoy los países con más puntos de carga pública y autos eléctricos vendidos son Brasil, México y Chile. La infraestructura crece por debajo del ritmo global, pero las inversiones empiezan a alinearse. El resto, como Perú, Colombia y Argentina, va sumándose con sus propios incentivos, alianzas y mercados emergentes.


imagen alusiva a los autos eléctricos

2) ¿Quiénes pisan más fuerte?

  • Brasil: es el líder regional. La venta de autos eléctricos crece a doble dígito, y marcas como BYD dominan el mercado, gracias a su estrategia de precios y fabricación local.

  • México: tiene el impulso de la industria automotriz y la ventaja del nearshoring: fabricar más cerca del mercado norteamericano. Aunque los híbridos aún son mayoría, la transición a 100% eléctricos acelera.

  • Chile: es un caso interesante: aunque su mercado es pequeño, tiene políticas claras para electrificar su transporte y lograr un parque automotor cero emisiones.

  • Colombia: tiene un crecimiento visible en autos y buses eléctricos, aunque la red de carga es todavía insuficiente para la demanda.

  • Perú: avanzó en adopción e infraestructura, pero la falta de incentivos fiscales masivos lo ralentiza. Aun así, la venta de autos eléctricos crece año tras año.

  • Argentina: está entrando fuerte con medidas como la eliminación temporal de aranceles para importar autos eléctricos, lo que podría cambiar el panorama en muy poco tiempo.


3) “China power”: producción y modelos más baratos

El actor que está moviendo las fichas en Latinoamérica es China. No solo trae autos más baratos, también está fabricando dentro de la región. La marca BYD ya produce en Brasil y JAC ensambla en México. Esto significa autos eléctricos más accesibles, menos dependencia de importaciones y una posible ola de empleos vinculados a la electromovilidad. No es solo importar autos, es traer una industria.


4) Buses eléctricos: donde la región ya lidera

Si bien los autos avanzan, los buses eléctricos ya son una realidad instalada en varias ciudades. Santiago de Chile tiene una de las flotas más grandes fuera de China. Bogotá también avanza firme con cientos de buses eléctricos en operación. Este modelo tiene impacto directo en la calidad del aire y demuestra que la electromovilidad no es solo para quienes pueden comprar un auto privado: es beneficioso para toda la ciudad.


5) Políticas públicas: quién incentiva mejor

  • Chile: tiene una hoja de ruta con metas específicas para electrificación total del transporte.

  • Brasil: aplica aranceles variables según tipo de vehículo, con miras a favorecer la producción local.

  • México: incentiva fabricación y permite que los híbridos “abran el camino”.

  • Colombia: ofrece beneficios tributarios, exclusiones de restricciones de tránsito y reducciones en seguros.

  • Argentina: habilita cupos de importación de autos eléctricos libres de aranceles.

  • Perú: aunque tiene menos incentivos fiscales, ya cuenta con normativas técnicas para cargadores y estándares de conectores.


6) El triángulo del litio: la baza estratégica

Latinoamérica tiene un privilegio que pocos mencionan: concentra gran parte del litio del planeta, el mineral clave para fabricar baterías. Argentina, Bolivia y Chile pueden convertirse no solo en proveedores de materia prima, sino en actores clave de una cadena de valor más compleja: baterías, almacenamiento, incluso reciclaje. No es una ventaja menor, pero aún depende de decisiones políticas, inversión en tecnología y acuerdos entre países.


7) Cuellos de botella (y cómo superarlos)

  1. Costo de los vehículos: aunque bajan cada año, aún son altos para el ingreso promedio regional.

  2. Infraestructura desigual: mientras Brasil y Chile avanzan, países como Perú o Ecuador aún necesitan una red mínima de cargadores.

  3. Servicio técnico especializado: son pocos los talleres capaces de dar mantenimiento a vehículos eléctricos fuera de las grandes capitales.

  4. Regulación inestable: los cambios de impuestos, aranceles o normativas desincentivan inversiones a largo plazo.


8) ¿Qué significa esto para Perú?

Perú tiene una oportunidad si alinea tres piezas: incentivos fiscales claros, despliegue real de infraestructura de carga y acceso a financiamiento para consumidores y empresas. Aunque el país ya duplicó sus puntos de carga en los últimos años, aún está lejos del avance de Chile o Colombia. El mercado de autos eléctricos crece, pero podría acelerarse mucho más si se concretan exoneraciones fiscales y corredores eléctricos que conecten la costa y los Andes.


9) ¿Hacia dónde corre la carrera?

  • En el corto plazo (2025–2026): Brasil y México seguirán en la punta gracias al volumen y la industria. Chile mantendrá el modelo de políticas públicas y electrificación de flotas públicas. Argentina podría sorprender si aprovecha bien su reducción de aranceles.


  • En el mediano plazo (2027–2030): la clave será integrar la cadena del litio, impulsar producción regional de baterías y estandarizar sistemas de carga. Las marcas chinas seguirán ampliando su presencia, obligando a las marcas europeas, americanas y japonesas a competir en precio e infraestructura.

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