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PERÚ: Identidad nacional y símbolos patrios: ¿protección o exclusión?

  • Foto del escritor: Catherine Gargurevich
    Catherine Gargurevich
  • 25 jul
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 14 ago

Los símbolos patrios no son simples piezas decorativas ni elementos folclóricos que desempolvamos cada 28 de julio. Son, en esencia, los pilares visibles de la identidad nacional, los emblemas que condensan siglos de historia, luchas, glorias y heridas. Pero ¿qué ocurre cuando, en lugar de unirnos, las políticas sobre estos símbolos comienzan a dividirnos?


En el Perú, un reciente proyecto de reglamento del Ejecutivo ha reabierto un debate que parecía resuelto: ¿cómo se deben usar los símbolos patrios? Y sobre todo, ¿quién tiene derecho a apropiarse de ellos en la vida cotidiana?


¿Qué es la identidad nacional?

La identidad nacional es mucho más que cantar el himno o usar una escarapela. Es el conjunto de valores, costumbres, recuerdos y símbolos que compartimos como ciudadanos de una misma nación. Es el relato colectivo que nos dice quiénes somos, de dónde venimos y por qué vale la pena seguir caminando juntos.


Y en ese relato, los símbolos patrios juegan un papel clave: sintetizan en una imagen o en una melodía todo aquello que la historia no puede explicar con palabras. La bandera, el escudo, el himno nacional, incluso el cóndor y la vicuña que acompañan nuestros documentos oficiales, funcionan como anclas emocionales. Nos conectan con algo más grande que nosotros mismos: el Perú.

La Ley N.º 32251 y el nuevo reglamento: entre el respeto y la restricción

En enero de 2025 se promulgó la Ley N.º 32251, con la intención de unificar criterios sobre el uso de los símbolos de la patria. Hasta allí, todo parecía razonable. Pero en julio, el Ministerio de Defensa presentó un proyecto de reglamento que ha desatado polémica en sectores diversos: desde empresarios textiles hasta medios de comunicación, artistas y constitucionalistas.


Entre los puntos más debatidos del reglamento se encuentran:

  • La obligación de transmitir el himno nacional dos veces al día (8 a. m. y 6 p. m.) en todos los medios de comunicación (radio, televisión, incluso digitales).

  • La prohibición de que particulares, marcas, comercios o medios utilicen símbolos patrios (como la bandera, el escudo o el nombre de la república) en productos, campañas, ropa, logotipos o publicidad.

  • Sanciones administrativas, civiles y hasta penales para quienes usen estos símbolos de manera indebida o sin autorización expresa.


Aunque el Ministerio ha señalado que la intención es “proteger” la solemnidad y el respeto de estos símbolos, el reglamento —en su forma actual— podría tener el efecto opuesto: alejar a los ciudadanos de los emblemas que les pertenecen por derecho cultural y afectivo.


Una patria sin bandera en los polos

La propuesta ha sido criticada por gremios como Gamarra, la Asociación de Mypes, y expertos en derecho constitucional, que ven en estas medidas una forma de censura económica y cultural.


Por ejemplo, en julio —mes de Fiestas Patrias— muchos emprendedores y marcas utilizan la bandera o el escudo nacional en prendas, empaques y campañas como una forma de rendir homenaje al país y generar identidad. Prohibirlo no solo afectaría ventas, sino que convertiría el uso patriótico en un privilegio del Estado, negando al ciudadano común su derecho a expresar amor por su país de manera creativa.


¿Y en el resto del mundo? Una mirada comparada


Estados Unidos

La bandera es un símbolo poderoso de unidad, pero su uso está protegido por la Primera Enmienda: incluso quemarla es legal, pues se considera un acto de expresión. Existe un Flag Code, una guía de buenas prácticas sin fuerza legal. En resumen: se protege el símbolo, pero no se penaliza la expresión.


Japón

Japón promueve el respeto a la bandera (Hinomaru) y el himno (Kimigayo) principalmente a través de la educación y la tradición, no la imposición legal. El uso comercial no está prohibido, y los símbolos aparecen frecuentemente en productos, campañas y merchandising.


México

Tiene una ley estricta sobre el uso de sus símbolos nacionales, especialmente el escudo, pero permite su uso con fines culturales y con autorización previa. Es común ver productos con la bandera mexicana en fechas patrias.


Chile

Aunque protege legalmente sus símbolos, no impide su uso comercial mientras se respete su forma. La sanción solo aplica en casos de daño o irrespeto público evidente.


Alemania

En Alemania, el respeto a los símbolos está muy ligado a la cultura política. Se penaliza el uso de símbolos nazis, pero el uso de la bandera nacional en productos o celebraciones no tiene restricción. El equilibrio entre memoria histórica y libertad de expresión es clave.


¿Un exceso que desdibuja el civismo?

Lo paradójico del reglamento propuesto en Perú es que, en su intento de proteger los símbolos patrios, podría terminar volviéndolos ajenos a la ciudadanía. Si solo el Estado puede usarlos, y el resto debe pedir permiso para mostrar la bandera o cantar el himno, ¿no estamos perdiendo precisamente aquello que los hace valiosos?


Un símbolo que no puede ser apropiado libremente, que no puede aparecer en el arte, la moda, el deporte o la cultura popular, corre el riesgo de volverse vacío o burocrático.


¿Hacia una identidad compartida o exclusiva?

La identidad nacional no puede construirse desde la imposición ni desde la censura. Se nutre del orgullo, de la participación y de la apropiación colectiva. Prohibir que una pyme use la bandera en su logo o que un youtuber ponga el escudo en su video conmemorativo del Bicentenario no fortalece el patriotismo; lo debilita.


Más útil sería, en cambio, educar en el respeto, promover campañas que difundan el origen y valor de nuestros símbolos, e incentivar su uso en escuelas, medios y redes desde una perspectiva cívica y cultural.

La patria no es propiedad del Estado, es de todos

El uso respetuoso y creativo de los símbolos patrios debe ser fomentado, no castigado. Una patria donde todos podamos vestir la bandera, cantarla, pintarla o compartirla, es una patria viva y participativa.

La propuesta del reglamento aún está en consulta pública. Este es el momento para abrir el debate, hacer ajustes razonables y recordar que la mejor forma de honrar nuestros símbolos no es esconderlos tras un permiso, sino permitir que vivan con nosotros, en la calle, en la música, en el arte, en los negocios… y en el corazón.


🗣 ¿Y tú? ¿Crees que deberíamos restringir el uso de la bandera y el escudo solo al Estado? ¿O que deberíamos compartirlos como parte viva de nuestra identidad?



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